Una entrevista de Paco Gil
Fotografías Raúl Díaz
Entrevistas en ‘primera persona’
Recorriendo la longitud de la calle Sor Sofía, en Dos Hermanas, cualquiera puede ir intentando adivinar en cuál de sus casas de una o dos plantas se encuentra la sede de la ‘Escudería Marín’, siendo lo más seguro que más de uno pase por delante de ella sin darse cuenta. Pero del pequeño taller que se encuentra allí, y gracias al trabajo y a la preparación de los integrantes de la familia Marín, salen motos capaces de entrar primeras en la línea de meta de circuitos como el de Jerez.
"Nuestra escudería es la referencia en Andalucía en el mundo de las carreras de motos"
Y la culpa de ello la tienen los tres miembros de la familia Marín, integrada por Francisco Manuel Marín Salguero, ‘Manolo’ para todos en Dos Hermanas, y su esposa Carmen Márquez Candil, y por uno de sus dos hijos, Fernando, a los que las horas les parecen pocas para que de su taller salga la moto más rápida. En otras palabras: en una simple casa familiar de Dos Hermanas se preparan motos de carreras que bien parecen haber salido de una nave repleta de técnicos, mecánicos e ingenieros electrónicos.
Fernando Marín Márquez (Dos Hermanas, 1975) se desenvuelve por el interior del pequeño taller familiar con la soltura de quien ha vivido en su interior desde pequeño. Hoy es el responsable de la ‘Escudería Marín’, esa que creara su padre y que, sacándole horas al tiempo libre que reste de las obligaciones profesionales y familiares, comanda bajo la atenta mirada del patriarca.
"Todo lo que inventamos sale de nuestro taller"
“La verdad es que toda la vida la he pasado en la casa de mis padres, en la calle Sor Sofía, rodeado de motos. Yo tengo un hermano, Jaime, al que le gustan también muchos las motos y sabe un montón de ellas, pero en este caso soy yo el que ha heredado la loca pasión de mi padre”. Aunque fue su abuelo, Antonio Marín Halcón, que tenía una herrería en la calle Romera, quien puso la semilla, como recuerda su hijo Manuel, en la actualidad de 76 años de edad: “Efectivamente, mi padre tenía una herrería, pero como era un manitas, pues le dio por fabricar cuadros de bicicletas”, “y hasta incluso”, interrumpe la conversación el propio Fernando, “vinieron en su búsqueda del extranjero para llevárselo, en concreto de la fábrica de Bianchi, pero, pese a que era un genio en su época, nunca quiso irse. Yo le he visto cosas hechas por él, porque era totalmente autodidacta, que hoy en día todavía no salgo de mi asombro. Y aunque no conservamos nada suyo, un vecino nuestro, que es coleccionista de bicicletas, tiene aún una hecha por él”.
En ese ambiente se empezó a criar Manuel hasta que, “siendo yo un niño, me llevaron al Parque de María Luisa, donde se celebraba una de las carreras de motos del Campeonato de España, y fue en ese momento cuando me di cuenta de que aquello me atraía mucho”. Incipiente afición que se fue afianzando cuando se acabó colocando en el taller que la casa Montesa tenía en Sevilla. “Yo”, recuerda, “me coloqué primero en la Renault, en la casa Trisma, que estaba especializada en motocarros, y de ahí pasé a Montesa, que estaba en la calle Feria, donde estuve trabajando un montón de años. Así fue como me vino la afición a las motos”. Y ya con el tiempo, Manuel acabó montando un taller propio de motos en la curva de la Avenida de Andalucía próxima a la calle de El Pinar, hace ya algo más de sesenta años, pasándose ya en 1975 a su actual taller ubicado en la calle Sor Sofía, precisamente el mismo año en el que nació su hijo Fernando. “La gente no lo recuerda, pero fuimos el primer taller de motos de Dos Hermanas; los pioneros, vamos”, remarca. “Y hasta aquí nos mandaban trabajo de otros talleres porque yo era el único que hacía de todo, desde rectificar cilindros a poner bielas o tubos de escape”.
Y fue creciendo tanto la afición en el seno de esta familia, que acabó creando una escudería, “que la verdad es que mi padre la montó para mí, de forma que lo que yo he hecho ha sido recoger su testigo”, recuerda Fernando, en una conversación múltiple en la que interviene de nuevo Manuel para decir, con orgullo, que ya hizo campeón de España a un chaval en el año 1984 con una moto preparada por él, además de varios subcampeonatos (años 1987 y 1989), y hasta llegó a participar en alguna carrera del Mundial de Motociclismo, y, recuerda, a llegar a repararle en una ocasión la moto al campeonísimo Ángel Nieto, “aunque fue en un momento en el que éste aún no era nada”. “Hay cosas que la gente no sabe”, interrumpe Fernando, “pero, por ejemplo, Jorge Martínez Aspar corrió un año una carrera con la Escudería Marín, que se celebró precisamente en el circuito que se montaba en el polígono de Mercajerez. Y Luis Dantín fue campeón de Europa con una moto que le transformamos aquí; que, por cierto, a mi padre no solo le pagaron muy mal, sino que hasta quisieron llevarse la moto a Madrid por la cara”.
"Siempre he mantenido la misma ilusión de mi padre, la de preparar motos para carreras e ir a los circuitos"
“Lo que yo no he hecho nunca ha sido correr, porque yo era muy cagueta”, confiesa Manuel, quien añade: “Pero mi hijo sí que valía, llegando a ser subcampeón de 80 cc. Y es que yo sé que no he sabido darle auge a todo eso, porque todo lo que he hecho ha sido simplemente por afición”. Afirmación que ratifica su hijo: “Es así, mi padre no ha sabido venderse, siendo incluso pionero en Andalucía, donde solamente había tres escuderías, y una de ellas era la suya”, remarca, para dejar añadir a su padre: “A mí en España me conocen más que aquí en Dos Hermanas”. “Y a mí me pasa algo parecido”, añade Fernando, “porque yo, por ejemplo, he hecho aquí trabajos que luego los veo en redes sociales, donde le dan mucho bombo, y yo no dejo de sorprenderme porque eso mismo ya lo había hecho yo, y mejor. Y es que nos pasa eso, que no sabemos vendernos. Yo he realizado trabajos aquí que están a la máxima altura, súper especiales en lo que es el mundo de las motos, pero no he sido capaz de publicitarlo como hacen otros poniendo en internet ochenta fotos y ochenta comentarios”.
"Nuestra obsesión es poder superar el récord de dos minutos en el circuito de Jerez"
Lo que sí, al menos, puede asegurar Manuel es que él ha sido “muy feliz con las motos. Y es que yo escucho un motor, los tiempos de los escapes, y me pongo loco. Es lo que más me gusta”. “Y lo mismo me pasa a mí”, añade Fernando. “Yo nací en este ambiente y siempre me han gustado las motos. Y es curioso, los coches no me han llamado nada la atención. Yo estudié una FP del metal, en el Instituto del Arenal, hasta que me coloqué en una fábrica de motos, en MH Motorcycles, donde estuve siete u ocho años, hasta que di el salto a la BMW en Sevilla, donde aún sigo. Y, al mismo tiempo, en mis ratos libres me dedico a la preparación de motos de carreras”.
"A mí en España me conocen más que aquí en Dos Hermanas"
“Pero yo también tenía la cosa de querer correr. Era algo que siempre lo tuve. Yo he tenido moto casi desde que nací. La primera fue una Puch que me hizo mi padre, con la que recuerdo que me choqué con una pared de esta calle. ¡Anda que se me va a olvidar! La moto me la arrancaba mi padre, porque yo era un niño, y una de las veces me vino un coche de frente, me asusté y choqué contra la pared del vecino [recuerda ahora entre risas]. Mi sueño siempre fue el de participar en carreras, pero como a mi padre le daba miedo…, y ya solo me dejó cuando yo había perdido la furia necesaria”. “Cuando corrió por primera vez en Jerez”, interrumpe Manuel, “con una Variant preparada para competición, yo me salí casi afuera del circuito porque no quería ver nada. Aunque con el tiempo, y poco a poco, ese miedo se me fue quitando”. “Y la verdad es que me fue bien”, retoma la conservación Fernando, “lo que me pasaba es que me caía mucho, seguramente porque era muy explosivo, y es que esa es la habilidad que tienen los mejores frente a los más normalitos, que ellos llegan al límite y no se caen, y nosotros, cuando lo hacemos, nos acabamos cayendo. Yo en aquella época tenía una Honda MBX de 80 cc, después tuve NCR italiana y luego una Honda NCR, con las que he corrido en Jerez, en Guadix, en Almería, en Barcelona…, y siempre haciéndolo con nuestra Escudería Marín. Y así hasta que sufrí un accidente muy grave, pero no corriendo en un circuito, sino aquí en esta misma calle donde vivía, y a partir de entonces ya lo dejé. Y es que estuve 49 días ingresado en el Hospital de Valme y luego casi dos años sin poder ni siquiera andar. Es más, hasta llegué a pensar que ya no podría andar nunca más. Pero, eso sí, siempre he mantenido la misma ilusión de mi padre, la de preparar motos para carreras e ir a los circuitos, con esa lucha de que las motos corrieran más, de superarnos a nosotros mismos, de investigar y de desarrollarnos”.
"Fuimos el primer taller de motos de Dos Hermanas; los pioneros"
“Lo que nosotros hacemos es que miramos el mercado de las motos y acabamos eligiendo una para las carreras que reúna una serie de características y que pensamos que se puede adaptar mejor a la hora de sacarle más potencia, que tenga el mejor chasis, la mejor manera de trabajarla y que sea ligerita. Por ejemplo, la que tenemos ahora es una Honda de 125 cc, una NCR del año 1992, con la que iniciamos todo ese proceso una vez que la compramos. Pero, claro, es que hay que entender que nosotros corremos con ella en Clásicas, en la que participan motos derivadas de serie de dos tiempos y 125 cc, y que hemos transformado para competir. Y aunque el chasis es de esa fecha, la moto en sí está nueva, porque tiene rodamientos nuevos, todas las piezas móviles nuevas…, vamos, que todo está modernizado. Y con ella estamos corriendo el Campeonato de Andalucía Criterium de 125, que te permite participar con motos de dos tiempos fabricadas a partir del año 1990. Pero no se trata solo de la moto, porque luego, claro, hay que elegir a un piloto, que ahora mismo es un chaval de Jerez, Juan de Dios Donaire, que cuenta con bastante experiencia. Pero para que nos entienda cualquiera, esto es como jugar al fútbol en Tercera División, donde además ahí no cobra nadie, gane o no carreras, sino que, al contrario, todos tenemos que poner el dinero, algo que al final seguimos haciendo porque nos gusta el mundo de las motos. No hay más. Y, aunque no lo pudiera parecer, merece la pena, sí, porque lo pasamos bien y porque, como digo, es nuestra pasión. De hecho, también nos ha dado satisfacciones, y, en concreto, nuestra moto, siempre que ha terminado la carrera, ha acabado en el pódium”.
"Jorge Martínez Aspar corrió un año una carrera con la Escudería Marín"
“Nuestra moto la verdad es que va muy bien. Este año, por ejemplo, las dos primeras carreras del Campeonato de Andalucía las ganamos de forma sobrada, casi sueltos de mano, vamos. Pero en la siguiente, saliendo primeros, se nos fue la biela, una que habíamos puesto pensando en que era de mayor calidad, pero que al final solo nos duró quince vueltas, y eso nos destrozó porque ha hecho que se nos ponga el campeonato muy cuesta arriba. Con todo, podemos asegurar que en Andalucía, Marín es la marca de referencia, y en España nos conoce mucha gente, lo que pasa es que participamos en unos campeonatos que son de aficionados. Es verdad que nosotros hemos tenido posibilidades de dar el salto a campeonatos más importantes, que a lo mejor es algo que nos podemos plantear, aunque es que solo lo podríamos hacer si contáramos con un buen sponsor”.
“Que nuestra moto sea mejor que otras lo conseguimos a base de mucho trabajo y de inventar constantemente. Nuestra experiencia además ayuda en ello. Y todo lo que inventamos sale de nuestro taller. Yo, por ejemplo, te puedo enseñar un cilindro de serie y otro preparado, y se verá perfectamente la diferencia. Porque a la moto se le puede modificar todo lo que se quiera, pero siempre que sea de serie. Lo que sí tengo claro es que yo voy a seguir preparando motos, sólo que vamos a intentar hacerlo de forma más profesional, más seria. La base la tenemos, aunque otra cosa es que salgan los números. Y que acertemos con nuestras decisiones, claro. Mira, hay una barrera psicológica en el circuito de Jerez, porque su récord está en los dos minutos, y nuestro piloto, por ejemplo, ha llegado a hacer dos minutos y tres segundos, y nuestra obsesión es poder superarlo. Y más haciéndolo en Jerez, que, sin duda alguna, es la capital del motor. Antes era Assen, en Holanda, pero desde hace muchos años es Jerez porque a cada premio acuden doscientas mil personas y con eso no puede nadie. Y nosotros tenemos entre ceja y ceja esa barrera psicológica que te he dicho. Y, por supuesto, seguir mejorando cada día, porque esta es nuestra pasión”.
Fernando Marín: “Nuestra escudería es la referencia en Andalucía en el mundo de las carreras de motos”
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